©Walther Eberle
Treinta años atrás, Boca Chica era un pueblo del pueblo, los
pocos restaurantes eran humildes y servían muy rica comida rústica de todo que
se pescaba, con frito verde. Y una camarera de las más bellas y más mulatas y con
el pajón más grande. En el patio del
restaurant había cabinas para duchar y cambiarse la ropa. |
La arrabilización del socialismo a terminado con todo eso.
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