lunes, 30 de enero de 2012

Juan Lucian

©Walther Eberle

 “Entre señor, descanse un poco.
 ¿Le molesta si le doy pecho al niño?” 



Padre Las Casas

© Walther Eberle

Subiendo al Patio de Dios encontré sus creaturas. 

Padre Las Casas

© Walther Eberle

 “No maltrates tus neuronas.
Es justo lo que tú crees que es.
Estamos a tu servicio. Si no es hoy, otro día será.”

Rancho Arriba?

© Walther Eberle
 “¿Acaso, has visto algo más bello?
¿Qué? 
El café, bobo. No mi dentadura.”

I want you!

©Walther Eberle



Azua o Baní

©Walther Eberle


Hoy y mañana dan todo,
su tiempo,
su voz 
y su esperanza
y después...
¡a esperar el gran día! 

En Azua

©Walther Eberle

¿Y esta estrella, hacia donde los llevó? Bueno, no son Reyes Magos, su rumbo era otro.


Peralta. Viaje a cuatro patas.

©Walther Eberle


“No señor, nunca he subido a un avión. 
Tendría miedo. Por qué pregunta usted?”

Azua. Mercado de productores

©Walther Eberle

Azua. Hay centenas de mercados de productores
al borde de las carreteras. Éste se encuentra cerca de Azua.

Camino a la colonia

© Walther Eberle

Camino a La Colonia. “Todo esto, lo sacamos mi marido y yo y lo vendemos, mientras tengamos la fuerza. Dicen que tenemos que dejarlo, y entonces, de que vamos a vivir?”

"Bueno, seniol..."

© Walther Eberle

. Mientras las escamas volaron hacia todos los lados me quedé a segura distancia balística y pregunté “¿Tienes lenguado?” “¿Y eso que es?” Lo expliqué y esperaba. “Bueno, seniol, aquí no vendemos ningunos pescados que tienen los ojos en un mismo lado, les dicen tapaculo y dan mala suerte.” Y un minuto después, mientras lo retrataba, “Los pescadores los devuelven al mar. Solo algunos  los venden directo a los hoteles, vaya donde ellos.”

sábado, 21 de enero de 2012

Maternidad

©Walther Eberle
Como fotógrafo, hay que esperar una vida para esta doble mirada. Desisto de comentar. 

No hablan

©Walther Eberle


En la guagua exprés de Hato Damas a San Cristóbal. Las hermanas no eran muy comunicativas, así que no supe si fueron con sus hijos al médico o al cumple de la tía. Da igual, 

Chichí es una artista

©Walther Eberle

Chichi es artista y atleta, yo no podría, ni pensarlo. Su marido tampoco y él lo sabe.

Montoconcho

 Al motoconcho hay que vivirlo, no es un medio cualquiera. Se burla de las reglas básicas y elementales de la física mecánica. Newton, hoy día, tendría que reconocer que hay excepciones. Aunque hay que bajar en algunas subidas y correr detrás, respirando aquella mezcla quemada del combustible de dos tiempos, sabes que más adelante vas a disfrutar nuevamente aquel movimiento que te hace acordar el parque de diversiones  sino algo mucho más placentero.


©Walther Eberle

©Walther Eberle

Cooperar de ida y vuelta

©Walther Eberle

Aunque hay gente que no lo reconoce, nada es tan importante como el mercado municipal. Esta mujer se instaló allí y aguantó debajo de la sombrilla hasta que vendió el último plátano.

©Walther Eberle

Desfile de modas frente a la cárcel de mujeres de San Cristóbal.

©Walther Eberle
©Walther Eberle

©Walther Eberle
 En La Toma, quién no va a cooperar con el equipo? No me acuerdo del equipo, pero sí de la gente y que contribuí, ida y vuelta.

¡Arrepentíos!

©Walther Eberle
Todo mundo sabe que en San Cristóbal la gente trabaja y no tiene tiempo. Así, éste exhortador, reclamando arrepentirse de lo que sea, quedó como monumento aunque no en el desierto.

¡Fiesta y mañana gallo!

©Walther Eberle

©Walther Eberle


©Walther Eberle


©Walther Eberle

Pan y circo

©Walther Eberle

Pocos meses después del huracán había que alegrar a la gente, de buenas maneras e importado, por supuesto. Todo esto y un excelente restaurante de comida china se ofreció entonces en el hotel Embajador a los que no tenían que dar la vuelta a sus chelines.

Sol, sol, sol

©Walther Eberle

Una bella joven se hace broncear bajo el sol de la tarde, en vía publica a pocos metros del mismo hotel, disfrutando gratuitamente el momento en que éste gringo la considera objeto de su fotografía. 

De un tiempo, de un país

©Walther Eberle

©Walther Eberle

©Walther Eberle

©Walther Eberle

©Walther Eberle

©Walther Eberle

©Walther Eberle

©Walther Eberle

Estoy seguro que tengo algo para cada uno, éste es mi secreto de éxito. Me deprimen los clientes que no encuentran nada, absolutamente nada que les podría servir. Debería espiar los colegas para saber que me falta, pero no tengo a nadie para cuidar mi negocio.


©Walther Eberle



La 11 de Julio en Villa Francisca

©Walther Eberle

Entre vecinas y de que hablan? De los novios, por supuesto, que son todos unos malandros y pronto serán unos ex, pero que hay uno en condiciones muy estables en la calle al doblar. Qué pena que los buenos están en manos firmes. Podría desestabilizarse.

©Walther Eberle


Dicen que hay algunos tontos que juegan por chips que valen mil dólares y cuando los pierden, se suicidan. Que tontos. Jugamos con tapitas que no valen nada y no sabemos de ninguno de nosotros que ha saltado del puente cuando perdió. Me ves solo de espalda con las tapitas que gané y espero que no descubran mi trampa en el juego porque en este caso tendría que considerar el salto del puente.

©Walther Eberle


 Lección socio-psicológica extra-universitaria. Para juntarnos y ser felices en cualquier momento y en cualquier sitio necesitamos solo a nosotros. Ningunos consejos.

©Walther Eberle


Calle 11 de Julio, Villa Francisca…  saludo a todas. Madres e hijos. ¿Por que será que no se ven hombres?

Los secretos quedaron entre las mujeres

©Walther Eberle

Esto es diferente. Con guandules no hay secretos. Están buenos o malos, pequeños o grandes, baratos o caros, depende del año y de la cosecha. Todo relativo. Parece que este asunto es más trivial, en el acto no hace falta la doña. Los secretos se quedaron entre las mujeres que, en el campo, sentadas en círculo un montón de vainas en el centro picando habichuelas, se cuentan… sabes tú como murió el hijo de la tal, éste que dicen que era asaltante…o…sabes algo de la tal cuya barriga crece desde que la ven con el abogado tal…, éste que está casado en la capital…

©Walther Eberle
Bueno, esto es así en Villa Francisca, no es que no la pagué como los vecinos o aquellos ricos que se colgaron, pero se corta a veces. Dicen que castigan el barrio, no lo creo. Y así, con la luz de una simple vela, descubriste mi humilde belleza. Finalmente, el apagón ha servido para algo, aunque solo para mí. 



©Walther Eberle

Igual en Villa Francisca. Que puedo decir. Me gustó y me sigue gustando. Mucho.


©Walther Eberle

Que tenga un buen día señor. No vendimos nada, casi nada. Mañana, el patrón nos dará otra mercancía que se vendió con mucho éxito en el Hoyo de Chulín. La vamos a introducir aquí también. No hay porque deprimirse, con tanta belleza en la calle. Cuídese de la lluvia. Hasta mañana.

Hacen falta cuando dejan de estar ahí

©Walther Eberle

Cuando este hombre se ganaba la vida con la venta de periódicos, el no pudo imaginarse que este medio de distribución ya estaba en su fase inicial de cambios radicales. 

©Walther Eberle

Al doblar el hospital Padre Billini se encuentra esta pared blanca e ideal para la nueva expresión artística social, que empezó en Santo Domingo en los 80 y antes en el mundo entero. El hombre del primer plano, humilde y trabajador, no entiende que está pasando, no entiende este idioma y no entiende que se trata apenas del inicio de una revolución sin armas, aunque agresiva con sus medios ópticos.

©Walther Eberle

¿Quién no los conoce?  Dulce de leche, de coco, de cajuil, de no sé qué… La esposa los prepara, él los vende, los hijos ayudan. Hay días mejores y otros peores. Todo un ciclo de existencia. Miles de veces. Siempre atento y cortés. Algunos se quedan, otros no. Hacen falta cuando dejan de estar ahí. De un día a otro. La gente que pasa cada día se preguntan, tú sabes lo que pasó con tal y se dan cuenta que ni se acuerdan del nombre… queda un paquete del dulce en la nevera.

©Walther Eberle

Nadie sabe cuáles son los secretos que la Haitiana esconde en su canasta y lleva de casa a casa. Son hierbas y consejos, del pasado y del futuro. Entre mujeres, en confianza y a distancia a la vez. ¿Están caminando todavía o han dejado el negocio a los súper? ¿Las doñas, estarían ellas desorientadas?